30 julio 2010

El Vasco de la Carretilla en La Quiaca

Algún memorioso quizá recordará las epopeyas de Guillermo Larregui, aquel vasco que unió todos los puntos cardinales del país al que llegó en su juventud, luego de haber recorrido también muchos caminos de Europa y el norte de Africa como simple trotamundos.
Luego de su arribo a la Argentina, se había instalado en la Patagonia, donde trabajaba como minero, y se dice que un simple desafío lo puso de nuevo en el camino: aseguró que era capaz de caminar hasta Buenos Aires empujando una carretilla. Y así lo hizo; once meses más tarde, el 25 de mayo de 1936, ingreso en la Capital Federal en medio de un recibimiento del que participaron altas autoridades políticas nacionales y que quedó registrado como noticia destacada en este matutino.
Esa fue la primera epopeya que popularizó a El Vasco de la Carretilla, un hombre que ya tenía casi cincuenta años cuando hizo ese primer recorrido, al que luego se le sumaron unos cuantos viajes más. El siguiente fue recorrer desde Coronel Pringles hasta La Quiaca, a donde arribó en diciembre de 1938.
Este segundo viaje fue el que mayor repercusión obtuvo en los medios. El propio Larregui se encargaba, unos días antes de llegar a las ciudades, de enviar fotos suyas a los diarios; los periodistas más avispados salían a su encuentro para publicar la primera entrevista o comprarle la exclusiva del relato a cambio de alojamiento, y las noticias anticipadas empujaban a la gente a esperar al Vasco de la Carretilla en las afueras de las ciudades. Después de sus entradas triunfales, Larregui armaba su campamento en las sedes de los diarios o acampaba en las plazas y los parques para recibir las visitas de los curiosos y venderles postales con su retrato.
Guillermo Larregui, nacido en 1885 en el barrio pamplonés de la Rochapea, devoró durante su infancia novelones de aventuras, y el veneno del viaje se le coló sin remedio en la sangre: en 1900, con 15 años, se embarcó hacia Buenos Aires. Parece que en sus primeros años americanos trabajó de marino y de carpintero, pero después se trasladó al sur de la Patagonia para emplearse como peón de la compañía petrolera Ultramar, filial de la estadounidense Standard Oil.
Las descripciones de los periodistas subrayaban siempre la apariencia frágil del carretillero:"Es un hombrecillo algo encorvado, cano de años y de polvo, con un aire de hosquedad en el rostro. Su cuerpo no es más que hueso, pellejo y músculo, animado por una poderosa voluntad. Es gran fumador y muy matero". "Vemos un hombre chiquito, de coquetones bigotes rubios, de quien se hubiera pensado que no era capaz ni de dar la vuelta a la manzana detrás de su carretilla.
A continuación cronicas periodisticas del Vasco Larregui en el tramo San Salvador de Jujuy, La Quiaca. No hay ninguna nueva referencia hasta el 26 de diciembre, fecha en la que ya esta en camino habiendo abandonado Jujuy. Parece evidente que la prensa, especialmente El Día se haría eco de la despedida y la salida de Larregui, pero él no conservo recortes de la prensa: “El Vasco de la Carretilla Guillermo Larregui, nos comunica haber llegado a Puesto del Marqués en día 22 del corriente mes, cumpliendo siempre con éxito su raid carretillero”( El Día, 26-12-1938).
Al día siguiente una nueva nota, tan breve como la anterior, para dar cuenta del cumplimento de una nueva etapa: “El decidido raidista vasco que realiza su marcha excéntrica desde Buenos Aires a La Quiaca empujando una pesada carretilla, en una ultima comunicación a El Día, anuncia que llegó a Pumahuasi. Desde este punto va hacia La Quiaca para cumplir su última etapa”. (El Día, 27-12-1938).
Unos días mas tarde, también el Intransigente de Salta se hace eco de la llegada de Larregui a esta población a punto ya para concluir su raid: “Desde hace algunos días…Ha manifestado que en el curso de esta semana emprenderá viaje a fin de cumplir la ultima etapa de su raid en la cual ya lleva dos años de andar con su carretilla por casi todos los caminos de la Republica”. ( El Intransigente, 29-12-1938).
Miércoles, 28 de diciembre de 1938.
Larregui ha cumplido su objetivo. Esta en La Quiaca.
La noticia la publican al día siguiente tanto Critica de Buenos Aires como la Gaceta de Tucumán gracias a sus correspondientes corresponsales:
“La Quiaca, 29. (De nuestro Corresponsal).- El popular Vasco de la Carretilla, Guillermo Larregui arribo a esta ciudad a las 13:30, acompañado de su fiel perro Pancho. Más de dos mil personas lo esperaban a la entrada de la ciudad. En el acto estuvieron representados los centros deportivos de la localidad, caravanas de automóviles y ciclistas lo acompañaron en compacta formación

La nota sobresaliente de la tarde fue cuando los obreros, llevando doce carretillas, saludaron con entusiasmo al popular andarín.
Por intermedio de la radiodifusión local se le dio la bienvenida, hablando en nombre de los deportistas locales el señor Arostegui. Larregui agradeció visiblemente emocionado la demostración y pidió, por intermedio de Critica, que se hiciera llegar un saludo al pueblo argentino desde el confín donde se encuentra al terminar la ultima etapa de su raid.
Larregui fue hospedado gentilmente en la casa de su con nacional Tomas Arostegui”. (Critica, 29-12-1938).
“Entre los primeros saludos recibidos por Larregui a su arribo, cuentase la del Intendente Municipal, del corresponsal de la Gaceta y de la Radiodifusión local…
Puede afirmarse que no se recuerda en La Quiaca un acto de tan calido entusiasmo como el que hoy se ha realizado en honor del Vasco de la Carretilla…”. (La Gaceta, 29-12-38).
Viernes, 31 de Diciembre de 1938
Nueva Época de Salta y la Vanguardia de Jujuy han recibido tarjeta postal de Larregui comunicando el final de su raid y felicitándoles las Navidades. Es de suponer que otros muchos diarios, pienso por ejemplo en El Orden de Coronel Pringues que patrocino la salida de este raid, recibirían también este tipo de tarjetas, aunque en el álbum de Larregui solamente encontré los recortes de prensa de estas dos.
Vaya a saber qué pasaba por la mente de ese hombre durante aquellas interminables caminatas por un país tan lejano al que lo había visto nacer, que lo sometía a todo tipo de climas y condiciones de suelo, haciendo de esos raids autenticas odiseas. Sus compañeras de ruta, las carretillas de rueda de hierro y caja de madera que eran su casa en cada travesía, quedaban al final de la misma en manos de algún amigo o a la guarda de algún museo como testimonio de esa etapa. Seguramente algun ciudadano quiaqueño de avanzada edad tendra en su memoria al popular Vasco de la Carretilla, en su estadia en la ciudad de La Quiaca.

1 comentario:

larotxa dijo...

el vasco de la carretilla había nacido en un barrio que había visto nacer el ferrocarril, un barrio de hortelanos y lavanderas, junto al río Arga. Recientemente he comenzado la serie de vecinos ilustres en el blog rotxapea.blogspot.com con el Vasco de la Carretilla porque es un personaje desconocido prácticamente en Pamplona, su ciudad natal y auna coraje, sencillez y valor de la palabra dada. Que hermoso es leer lo que amaba vuestra tierra a pesar de haber tenido que luchar tanto en la vida. Tengo pendiente leer los libros que hay sobre su vida y si, pudiera, el documental, porque la visión que se dió en la prensa local hace un par de años más o menos me parece demasiado superficial. Muchos saludos desde la rochapea,