20 octubre 2012

Un Mes sin Antonela y Celeste en La Quiaca


Hace un mes que Antonela Ramos (14) y Celeste Mendoza (16) están desaparecidas en la ciudad fronteriza. Hubo una nueva marcha pidiendo por su aparición, y los manifestantes luego de estar en la Escuela Normal, establecimiento de nivel medio donde fueron vistas por última vez. Los manifestantes directamente se dirigieron al puente Internacional "Horacio Guzmán", que quedó cortado para el tránsito vehicular y peatonal durante una hora.
La impotencia y bronca fue el sentimiento común de los familiares. Duras criticas emitieron a la directora de esa institución escolar, Lilian Cuneo, como así también al jefe de la UR5, comisario mayor Marcelo Flores, a la primera por su falta de "tacto" para manejar la situación y solamente querer mantener la imagen del establecimiento, sin pensar en las jóvenes como seres humanos.
El jefe policial fue cuestionado debido a sus declaraciones vertidas a un medio nacional, en el que afirmó que las menores tenían planeado fugarse hacia Bolivia, Salta o Buenos Aires en una especie de lotería del destino y que todo está documentado.
Sus dichos no fueron ratificados por la jueza Pilar Medina ni el fiscal Alejandro Maldonado. En tanto los manifestantes dijeron que para la semana venidera habrá una medida más radical en el mismo lugar, con el apoyo de organizaciones sociales. "Nosotros, el mismo día que desaparecieron, pusimos la denuncia. Si es fuga de hogar porque no controlan a la salida de La Quiaca o piden documentos para cruzar el puente, es un incompetente el comisario, trabajó mal desde un principio", dijo César Mendoza, hermano de Celeste. Mientras familiares y allegados hablaron de hacer justicia por mano propia si no hay novedades con respecto al paradero de las menores y Ariel Llampa, por supuesto en evidente estado de nerviosismo que ojalá las autoridades puedan calmar con algún avance en la causa.
Reprochable la actitud de ciudadanos bolivianos que "desesperados" por cruzar provocaron forcejeos entre los manifestantes, cuando al otro lado de la frontera adoptan medidas similares y el ciudadano argentino no tiene derecho a reclamo alguno porque las represalias pueden ser extremas. Los oradores nuevamente volvieron a insistir es un caso de trata de personas y pidieron a todos los sectores de la localidad sumarse al reclamo de justicia y seguridad.



Publicación
El Departamento de Estado norteamericano publicó en junio del 2012 el Reporte sobre Tráfico de Personas 201, presentado por su titular, Hillary Clinton, y nombró a la Argentina como segundo lugar en cuanto al origen, tránsito y destino de las víctimas de ese flagelo social.
El mismo es un análisis exhaustivo sobre la trata de personas, ya sea para la explotación sexual o laboral a nivel mundial, y las medidas aplicadas por cada una de las naciones analizadas, además de otras cuestiones relacionadas a esta problemática en 186 naciones entre las cuales se encuentra nuestro país.
La frontera entre los países de Argentina y Bolivia tiene esta problemática insertada entre las raíces mismas de las ciudades de La Quiaca y Villazón. ¿Cómo poder imaginarse hay gente que secuestra niños, niñas, jóvenes y hasta adultos para hacerlos trabajar en forma esclava? La esclavitud fue abolida hace mucho tiempo, pero lamentablemente ha tomado nuevas formas, evolucionado para estar entre nosotros.
Ambas poblaciones tienen la mala costumbre de "que si a mí no me pasa, no me intereso, y menos, me preocupo por el tema", no todos, pero la mayoría piensa de esa manera. Hay muchos hechos que indican que el problema convive entre ambas sociedades; solo del lado boliviano desaparecen 5 niños y adolescentes por semana. Es oportuno aclarar que detrás de estas prácticas hay organizaciones de diferentes lugares de los dos países, que están relacionadas entre sí y muchas veces con apoyo de las fuerzas públicas. Sería imposible que sobrevivieran estas estructuras si no hubiera impunidad y zonas liberadas. "In situ’ puede comprobarse con respecto a los controles que se aplican en la frontera y sobre la ruta 9, son permeables como un colador.
El informe del país del norte también explica que "Argentina es un punto de tránsito para mujeres y niñas extranjeras traficadas para su explotación sexual, precisando que también se cuentan casos con víctimas argentinas llevadas al exterior. Si bien el trabajo del Departamento de Estado sostiene que "Argentina no cumple plenamente con el estándar mínimo para la erradicación de la trata", también reconoce que "el Gobierno está haciendo esfuerzos significativos para lograrlo". Fuentes: Canal 6 la quiaca. El Tribuno de Jujuy

17 octubre 2012

Manka Fiesta 2012 en La Quiaca



Cada año durante octubre los vientos de la Puna traen las coplas a La Quiaca, porque el tercer domingo del mes tiene lugar la ancestral “Manka Fiesta”, acontecimiento de pura raigambre nativa.
Por tal motivo la localidad se viste de gala y celebra la cultura viva de los pueblos puneños, siendo un excelente escenario de celebración e intercambio cultural. Es la auténtica feria popular que data desde hace siglos, la palabra significa “fiesta de las ollas” en quechua.
En 1936, cuando comienza a documentarse su realización, la historia cuenta que se realizaba para satisfacer las necesidades de intercambio de productos entre los habitantes de localidades vecinas, valles salteños y sur de Bolivia. Este acontecimiento tenía lugar en los terrenos pertenecientes a don Antonio Gámez, que quedaban paralelos a las vías del ferrocarril, posteriormente se traslado a una lomada en el sector Oeste, después a un predio que circundaba el cementerio, luego a la entrada del pueblo sobre la ruta nacional 9 acceso Sur.

Propio predio
Desde hace algunos años y con buen tino, las autoridades comunales de entonces decidieron que la celebración tenga su propio predio, por lo tanto se traslado definitivamente al corazón de la ciudad, es decir los predios del ex Ferrocarril Belgrano. Los preparativos ya están en marcha y se espera la inauguración oficial que será el 20 del corriente por la tarde, donde habrá espectáculos musicales con artistas de renombre. Además se extenderá toda la semana hasta el último domingo de octubre o sea la “octava” de la Mank
Esta fiesta es conocida en otras latitudes como “Fiesta de las Ollas”, probablemente porque las ollas son un producto destacado. Si bien la feria no produce una gran ganancia económica, es un gran acontecimiento que esta siendo revalorizado y los propios pobladores, además visitantes, la disfrutan mucho.
A pesar del paso del tiempo y la tecnología en lugares inhóspitos, aun la esencia de esta celebración sigue intacta. Por citar un ejemplo las carpas de coplas continúan vigentes, existe una variación en la tonada y forma de cantar que están arraigadas fuertemente en la persona según su lugar de origen. Participan de este evento único en todo el Noroeste habitantes llegados desde diferentes puntos del altiplano, que sin hacer diferencias entre argentinos y bolivianos convergen en un solo lugar, simbolizando la verdadera hermandad latinoamericana. Por otra parte los turistas pueden encontrar en esta fiesta la excusa ideal para llegarse hasta La Quiaca y comprar todo tipo de cosas, generalmente por precios muy económicos.

Autentica Fiesta Popular
Es una auténtica feria popular llegan puneños desde los cuatro vientos y también bolivianos de los pueblos próximos a la frontera, los alfareros aborígenes ocupan un lugar destacado en todos los puestos de trueque o venta donde, junto a ellas, pueden encontrarse tejidos de Suripugio, ollas de barro cocido de Casira, barracanes de Pozuelos y Santa Catalina y fruta fresca de Sococha o Talina. Los vallistos traen frutas desecadas; los alfareros todo tipo de tinajas; las tejedoras y los plateros, el fruto de meses de trabajo. Humildes artesanos exhiben sus creencias a la par de orgullosos plateros que sonríen con un ojo en tanto que con el otro vigilan sus filigranas. No faltan los brujos, un poco médicos, pero fundamentalmente yuyeros sabios que curan, adivinan y solucionan. Canastos sin orden exponen mil chucherías, revueltas y ansiosas por mudar de alojamiento, las gentes entre ellos caminan, comen y duermen. Durante el día se hacen trueques, compra y regateos sin cesar en quechua y castellano, por las noches la música ánima los bailes que se realizan en las carpas. La fiesta dura varios días, para agotar las mercancías y las expectativas de todo un año esperando el acontecimiento. Hay música de quenas, anatas, retumbo de cajas, chisporrotear de charangos, coplas de amor, cantos y bailes; encuentros apresurados y romances al mejor estilo puneño; pocas palabras, mucho juego de manos y hechos concretos cuando cae la noche entre arenas blandas. La feria toma color y bullicio después de la primera noche, todos han exhibido lo que tienen, quieren trocar o vender. Al octavo día, los feriantes emprenden el retorno, con sus mulas y llamas cargadas por el trueque realizado, poco es lo que se vende, la ganancia es pobre pero la diversión es rica.
 Fuente: El Tribuno

10 octubre 2012

Mario Fidel Tolaba

Escritores, Mario Fidel Tolaba y Maria Isabel Zelaya
 Gente de La Quiaca: Mario Fidel Tolaba
 Nacido el 28 de octubre de 1969 en Nazareno, Salta. Desde niño vive en la ciudad de La Quiaca, provincia de Jujuy, donde se desempeña como Maestro de Grado en el nivel primario y profesor de Lengua y literatura.
  En el 2007, publicó el libro “Tierra de sueños” en el 2010 publicó el libro “Super Ojota”. Colabora con  publicaciones de cuentos y leyendas en diarios provinciales. Formó parte de la antología Letras de Oro 2007.


Las  ojotas

   Saturnino Quispe sintió el olor a tortilla quemada y vio elevarse un humo delgado desde el fueguero encendido con  bostas de burro. Los primeros destellos del sol penetraban por la diminuta ventana del rancho de adobe. Sacudió los cueros de oveja  que le sirvieron de colchón durante la noche. Bebió a grande sorbos  el mate hirviendo,  cargó la chuspa de coca y salió nuevamente  en busca de la ojota que le faltaba.
    Si bien en muchas ocasiones le tocó andar descalzo por los caminos del norte, no soportaba más la falta de una de sus  ojotas, ellas fueron sus fieles compañeras a través de los años. Sus confidentes silenciosas de sus alegrías y penas. Sus incansables ayudantes en tiempos de siembra y de cosecha.  Ellas soportaron sin protestar  largas borracheras,  y caminatas entre las piedras. Sus pisadas marcaban un paso firme y seguro que permanecían  en el tiempo y dejaban traslucir el sentimiento del caminante.
     Saturnino, necesitaba su calzado para poder continuar viaje arreando las mulas y llamas traídas desde el Perú y llevarlas hasta el Tucumán. Se detuvo frente a la tranquera del corral y contó, no faltaba ninguna, estaban todos los  animales, treinta y tres. Pudo ver que la recua permanecía algo inquieta, los potrillos relinchaban, bebían agua en el fuentón de madera y otros lamían el pan de sal rosada.
    Dirigiendo su mirada hacia la cumbre de la montaña, recordó el momento en que lo alcanzó en el camino su compadre Julián, diciéndole; “cumpita, ustí peliarís de nuestro lau, que no?”, no entendía nada de lo que le hablaba, continuó su amigo;“mi ha enviaú el Belgrano , primo del Castelli, que con Güemís, están juntando genti pa` hacerlos suceder a esos realistas taimaus.”
- ¡¿Para quéee?! - Preguntó entre intrigado y molesto -“Yo qui tengu qui ver”
- “Cómo qui pa`qué, cómo qui pa`qué, para tener libertá, pa´ser libres de los españolis po”- expresaba con énfasis Julián.  Él lo miró fijamente a los ojos y después dijo despacio  con el ceño fruncido -“si yo soy libre como las águilas carajo, voy y vengu por ande quiera”.
    Y ahora estaba aquí con una ojota perforada por la bala de una carabina, era la ojota  del pie derecho. Ese día se había colgado ambas en el pecho para usarlas como escudo protector durante la lucha.   Recibió el disparo y ella detuvo la bala salvándole de la muerte en ese momento,  pero la otra se quedó perdida en medio de la  revuelta.
    Regresó a la quebrada de la emboscada en Cangrejos, el lugar aún guardaba los rastros de la ferocidad de la lucha y un olor fétido impregnaba el aire.
   Encontró fácilmente las huellas de sus pisadas y volvió a caminar sobre ellas para borrarlas, trayendo a su memoria cada movimiento realizado. Incrédulo contemplaba las incontables ojotas esparcidas por el terreno que se mostraban suplicantes a la espera de calzar las patas de sus dueños. Una más de las tantas batallas olvidadas en el tiempo.
      Empezó a revolver cuerpos inertes cubiertos de tierra, ensangrentados pero mantenían los ojos abiertos. Eran todos paisanos conocidos de los pueblos cercanos con los que intercambiaban sus productos, solo que, en esta ocasión, vestían uniformes de  distintos colore. Eran todos de su misma sangre, vecinos conocidos de los pueblos cercanos,  sin embargo habían luchado ferozmente. ¿Con qué causa? ¿Qué motivos tenían para enfrentarse entre hermanos? No lo podía entender.
            Al mirar alrededor, sentir arder su rostro a la luz del sol, se decía por dentro- ¡Somos nadie!...¡Nosotros somos nadie!...Sin permitir que la duda o la desesperación le hiciesen decaer en su búsqueda o lo que sea que su conciencia le decía, prosiguió su camino.
     Entonces, con los ojos ardorosos por la tierra y el sol, bajando aún más el sombrero y haciéndose sombra con la mano, pudo ver  que  la mano de uno de los hombres agarraba la ojota que le faltaba. La tenía fuertemente sujetada. Sabía que era esa, no podía equivocarse, la reconoció inmediatamente porque él mismo la construyó y grabó las iniciales de su nombre en uno de los tientos. Una bayoneta ensangrentada  atravesaba de lado a lado la suela de cuero.
    La mano del hombre sujetaba la ojota con tanta fuerza que parecía imposible poder quitársela, parecía que a través de ella aún se sujetaba a la vida. Después de un momento de arduo forcejeo,  pudo retirar la ojota. Con un suspiro de profundo regocijo  se la calzó. Por fin había recuperado una parte de su ser, sin ella se sentía vacío, sin alma, sin vida, sin nada.
    Quiso saber  quién era aquel paisano que sostenía con tanta fuerza  su hojota. Con un largo suspiro, lentamente volcó el cuerpo.  Lo sorprendió la impavidez.  Pudo ver su propio rostro, se miraba a sí mismo y aún mantenía una sonrisa en sus labios.
    Preguntándose si había logrado la libertad tan deseada, se perdió en lo alto de la montaña,  buscando un lugar entre los eternos  cardones.


                                                                                                               Mario Fidel Tolaba