24 abril 2013

100 Años de Vida de Normando Soto


En la norteña ciudad de La Quiaca hubo un sentido y emotivo homenaje a don Argentino Normando Soto, poblador quiaqueño que celebró sus 100 años de vida. Por tal motivo vecinos y municipio organizaron el merecido festejo al primer ciudadano que alberga en su memoria el nacimiento de la ciudad más importante de esta región cuando apenas era un caserío enclavado en plena Puna jujeña.
Como no podía de ser de otra manera hubo un gran alborozo en los vecinos y autoridades comunales que organizaron una serenata con juegos artificiales incluidos para festejar este cumpleaños. Normando Soto estuvo acompañado por todos sus familiares y afectos, la celebración tuvo lugar en su actual domicilio pleno centro fronterizo, donde se armó especialmente un escenario.
Grande fue la emoción de todos los presentes cuando el reloj marcó las doce en punto, aplausos y abrazos al por mayor recibió el agasajado, increíblemente de pie y lúcido bailo un vals al ritmo de la Banda de Música municipal. En la oportunidad fue declarado “Ciudadano Ilustre” por decreto desde el poder ejecutivo y legislativo asimismo le fueron entregados sendos reconocimientos, al momento de dirigirse a los presentes dijo emocionado: “vivir estos cien años y estar rodeado de mi familia y amigos es una alegría, cumplí con mi deber de ciudadano quiaqueño mis raíces están en este pueblo. Ojala sigamos juntos porque en mi La Quiaca querida hice toda mi vida, Dios quiso este esta noche con ustedes”.


El cumpleañero nació el 20 de abril de 1913 en esta ciudad (cuando en realidad era un pequeño pueblo que recién estaba comenzando a surgir), está casado con Natividad Aguilar de Soto y tuvieron dos hijos, Olga Margarita (de 69 años) y Argentino Normando (más conocido como “Tino”, de 58) y sólo tres nietos, Guillermo Normando, Gustavo Adolfo y Franco Fabricio Soto. Siempre vivió en La Quiaca, actualmente su residencia es en el barrio centro.
 Los estudios primarios los hizo en la Escuela Nacional Nº 25, “en esa época no había secundario y la primaria era hasta el 4º grado nada más”, por lo que al finalizar sus estudios comenzó a ayudarle a su padre en la carpintería, de quien heredó la profesión y fue uno de los primeros carpinteros de esta ciudad. “Para seguir los estudios había que ir hasta San Salvador de Jujuy y como mi abuelo no tenía recursos, continuó la labor de él que le permitió vivir y criarnos a nosotros”, comentó “Tino”.
 Con sonrisas reconoció que nadie de su familia continuó el honrado trabajo de carpintero, cada uno emprendió una labor diferente para mantener a sus familias en esta comuna limítrofe donde el cumpleaños de don Normando se hizo muy comentado por los medios locales. Para anoche, sus vecinos del barrio habían previsto regarle una serenata a cargo de la Banda de Música Municipal, en tanto que la Dirección de Cultura del municipio local también tenía previsto brindarle un merecido homenaje.
 En cuanto a salud “está muy bien, escucha poco pero cualquier cosa que se le pregunta en el momento responde”, prosiguió su hijo menor y aseguró que es “quien reúne a la familia en la casa, inclusive desde Buenos Aires vienen a verlo, como ser su sobrina, hija de su hermano fallecido Reynaldo”. Este último junto a otro hermano, Walter “fueron los dos primeros jujeños que llegaron a la Antártida Argentina, lamentablemente Walter falleció allá al caerse al agua”, tenía entonces 25 años.
Desde el Sur trajeron el cadáver para enterrarlo aquí y el hecho conmovió a todos los quiaqueños en ese entonces, Walter al igual que otros de sus tíos Reynaldo y Gerónimo Soto se desempeñaba en el Observatorio Meteorológico local. “Mi papá tocaba la mandolina y por varios años hizo un programa de folclore junto a ‘Lito’ Torres en Radio Nacional, si hasta cinco años atrás se lo continuaba escuchando, por lo que es muy conocido en el ambiente artístico musical”, prosiguió recordando.
 La familia para hoy al mediodía en el Club Social le organizó al cumpleañero un almuerzo “mi papá invitó a los hijos de sus amigos porque él es el único que queda de todos ellos, el año pasado falleció su última amiga que era Leocadia Carretero, quien además fue su compañera en la escuela primaria. Nos juntaremos los vecinos, los familiares que llegarán desde San Salvador, Salta y Tucumán para festejar el centenario, son 150 los invitados, concurrirán conjuntos folclóricos y seguro habrá ‘pachangueada’”.
 Generalmente Normando “se levanta a las 8, desayuna y toma su medicación, a veces se regresa a la cama hasta las 10, luego se dedica a regar sus plantas y da un par de vueltas por la casa o afuera, al mediodía almuerza con nosotros; eso sí, exige la comida con poca sal, tal cual se lo pidió el médico”. Según “Tino” será la primera vez que una persona nacida en La Quiaca llega a los 100 años de edad, “es verdaderamente un originario de esta tierra”, afirmó.
 “Me siento súper orgullo que mi papá llegue a los 100 años y además, protegido por él y agradecido por tenerlo tantos años a mi lado, a mi madre y mi padre los tengo juntos todavía, inclusive me atrevo a decir que me siento como el elegido, un privilegiado”. La infancia de su padre en La Quiaca “no fue fácil, era todo inhóspito, él me cuenta que cuando iba a la escuela debía afrontar fuertes vientos y el frío era mucho más al que se siente ahora porque antes habían pocas casas, pero a pesar de todo se mantenía bien”.
 Más adelante, dijo que sinceramente quiere “que viva un tiempo más, ¿quién no quiere vivir junto a sus padres?, así en el estado que está me gustaría tenerlo muchos años más, inclusive yo quisiera llegar a viejo así como lo hizo él, está un poco sordo, tiene un dolorcito; no es de hierro, es autosuficiente y no hay necesidad de estar ayudándolo”. Sus vecinos lo quieren mucho y lo cuidan cada vez que sale a caminar un poco por el barrio, en otras oportunidades lo acompaña su hijo quien observa ese aprecio.

Fuentes: Pregón, El Tribuno y Jorge Tejerina